Los efectos dañinos del ‘bullying’ se aprecian cuarenta años después
El acoso escolar continuado aumenta entre dos y tres veces el riesgo de sufrir depresión respecto al resto de los niños y jóvenes
Cada jornada escolar se convierte en un martirio para muchos niños españoles. Son los alumnos que sufrirán acoso escolar por parte de sus compañeros a la entrada del aula, en el cambio de asignaturas o en el recreo. «En torno al 10% de los niños y adolescentes en España padece acoso escolar, lo que aumenta entre dos y tres veces el riesgo de sufrir depresión respecto a la población escolar general», explica el doctor Celso Arango, director del Instituto de Psiquiatría y Salud Mental del hospital Gregorio Marañón (Madrid). Una situación que los niños viven, en la mayoría de los casos, en el más absoluto silencio. «Ni los padres ni los profesores lo saben porque no se cuenta», añade el experto, que asegura que lo que los médicos tratan en consulta es «solo la punta del iceberg». «Muchos vienen a través de urgencias por un caso de suicidio», recalca el doctor Arango.
«El acoso te hunde en lo más profundo», añade Juan, víctima de acoso escolar que comenzó a ir a psicólogos cuando solo tenía cuatro años. «Hay niños que cuando suena la campana de comienzo del recreo se meten en el baño y no salen hasta que vuelve a sonar la campana», explica el psiquiatra sobre un problema del que es «necesario hablar más» como se ha hecho con la violencia de género o los accidentes de tráfico, involucrar a todos los actores para su solución y elaborar un plan nacional concreto. Porque el acoso escolar, dice durante un seminario de Lundbeck sobre salud mental, está asociado a un mayor riesgo de depresión y trastornos de ansiedad en la infancia y en la adolescencia y, también, en la edad adulta. Los niños objeto de ‘bullying’, especialmente los que son acosados con frecuencia, están en riesgo social y de salud casi 40 años después de la exposición. «Padecer depresión, por ejemplo, hace a la persona más vulnerable al acoso y el acoso, a su vez, aumenta el riesgo de depresión y sus complicaciones, la más grave, el suicidio», explica el psiquiatra.
«Es fundamental realizar un abordaje preventivo en los sistemas educativos, que apueste por el respeto a la diversidad, ayuda entre pares e incluir contenido docente», apunta Arango que apuesta porque las unidades de salud mental vayan a los colegios y no al revés. Una forma de ver con normalidad este problema y evitar estigmas, como se está realizando en otros países. «Pero los mejores rescatadores son los propios compañeros», recalca el doctor, que también destaca que ese trabajo de prevención puede evitar, a largo plazo, otro tipo de acoso, en este caso el laboral.
Acoso laboral
El ‘bullying’ crea en la víctima una especial vulnerabilidad ante conductas de maltrato. «También presenta una indefensión aprendida, que hace que sea incapaz de hacer frente al maltrato psicológico, aceptándolo en un alto porcentaje de los casos como una actitud normal hacia ella», señala Rosa Gutiérrez, jefa del Servicio de Salud Mental de Alcobendas (Madrid).
Fue el caso de Juan, que sufrió acoso laboral después de pasar su calvario en el colegio. «Los compañeros no hicieron nada», recuerda este funcionario, que prefiere no dar más detalles de su vida personal. «Recuperar un estado de tranquilidad hace que se mejore mucho», señala, además que lanza un mensaje a todas las personas, grandes y pequeñas que sufren acoso: «Ellos no son los culpables ni tienen que vivir con vergüenza».