«No podemos resolver con trucos problemas esenciales de nuestra vida»
Rafael Bisquerra Doctor en Ciencias de la Educación
«Hay que entrenar duro para evitar la ansiedad y alcanzar el bienestar».
LOLA GALLARDO. Rafael Bisquerra (Mallorca, 1959) se reconoce un hombre feliz, «lo más sublime que se puede experimentar en esta vida junto con el amor». El Centro Botín ha sido el altavoz desde el que ha contado, en base a sus estudios, trabajos y experiencias, cómo llegó a alcanzar ese grado de felicidad. «Requiere un entrenamiento diario muy duro», explicó a las familias a las que enseñó a trabajar las emociones. Doctor en Ciencias de la Educación recomienda a familias y profesores una buena formación en educación emocional para evitar ansiedad, estrés o insomnio y alcanzar el bienestar, la armonía y la plenitud.
–¿Qué beneficios tiene la educación emocional? –Llevamos más de 25 años estudiando la educación emocional, con una acumulación de investigaciones científicas que reflejan sus efectos positivos en la reducción de la conflictividad en la escuelas, del comportamiento derrotivo y de la violencia y la ansiedad ante los exámenes. Y hay una mejora visible en las competencias sociales y emocionales de los alumnos y en el clima del aula, así como una mejora en la convivencia y en el rendimiento académico del 11%. Estas indicaciones permiten concluir que es importante y necesario desarrollar competencias emocionales en todos los alumnos. Para conseguirlo es necesario formar al profesorado, a las familias y la sociedad en general. Las empresas han desarrollado cursos de inteligencia emocional y competencias emocionales cuando la dirección advirtió de los beneficios que supone para mejorar el clima de la organización y prevenir conflictos, mejorar la convivencia y el rendimiento laboral de los trabajadores y los ingresos. Las investigaciones sobre el retorno de la inversión han demostrado que es muy favorable.
–Gestionar las emociones es difícil, ¿hay algún truco? –Truco no hay ninguno. Lo que se requiere es entrenamiento, igual que los jugadores de un equipo de fútbol de Primera División: si salen a jugar pensando que con un truco marcarán algún gol, no se lo cree nadie. Para ganar el partido tienen que haber invertido mucho tiempo en entrenamiento. El tema es si estamos dispuestos o no a entrenarnos.
–¿Usted qué cree? –Hay personas que sí y otras que no, depende de la sensibilización. Y en estos momentos falta sensibilización sobre la importancia de las competencias emocionales en la convivencia por los efectos positivos en el rendimiento y el bienestar personal y social.
–Ansiedad y estrés son palabras cada vez más habituales, ¿es debido a que gestionamos peor las emociones que hace años? –Una parte muy importante de la prevalencia de la ansiedad, el estrés, la depresión o el comportamiento de riesgo es el analfabetismo emocional, la falta de desarrollo de competencias emocionales. Hay evidencias de que el desarrollo de competencias emocionales es un factor importantísimo para la prevención de estos comportamientos.
–También se escucha de forma más habitual la palabra frustración, ¿a qué se debe? –La frustración está en la raíz de estos comportamientos. Hay que aumentar la tolerancia a la frustración para que las que lleguen a nuestra vida no nos afecten hasta tal punto de que sean las que decidan nuestro comportamiento y decisiones.
–¿Y hay alguna pauta para alcanzar el bienestar emocional? –Podemos empezar a practicar técnicas fundamentadas de relajación, meditación, respiración, reestructuración cognitiva, introspección, autoanálisis, autoconocimiento, conciencia emocional, regulación emocional, autonomía emocional, autoestima, autoeficacia, autoconfianza, automotivación, competencias sociales, asertividad, negociación, tolerancia a la frustración, resiliencia, habilidades de vida, competencias para el desarrollo del bienestar, bienestar consciente, amor inteligente…
–Es una lista muy larga… –Evidentemente, por eso he dicho entrenamiento a largo plazo, lo que no podemos esperar es resolver con trucos problemas esenciales de nuestra vida. La violencia es un problema importante a nivel mundial y una parte importante se activa a través de la ira que no podemos regular. Así, desarrollar competencias para regular la ira como estrategia para prevenir la violencia debería ser esencial en la educación.
–¿Y qué se está haciendo a nivel educativo? –La educación emocional en España se hace gracias al voluntariado del profesorado que se forma en programas de educación emocional. Es así en toda España salvo en Canarias que se incluye como materia de enseñanza en las aulas.
–¿Y qué se puede hacer en casa para enseñar a nuestros hijos a gestionar sus emociones? –El primer destinatario de la educación emocional es el profesorado y después las familias y sólo cuando tengan formación podrán hacer una intervención eficiente. Esto tampoco va de trucos, sino de una formación sólida y un entrenamiento diario.
–¿Y de qué manera el arte ayuda o beneficia a nuestras emociones? –El arte surgió para generar emociones. Pero para valorar una obra de arte –literatura, música, cine de autor o pintura de calidad– hay que tener una formación previa. Si uno recibe la formación emocional adecuada puede gozar con una obra de arte, lo que supone una experiencia emocional de alto nivel, extraordinaria, que merece la pena y nos aproxima al amor y a la felicidad que es lo más sublime que podemos experimentar en la vida.
–Si ya somos adultos, ¿estamos a tiempo de aprender a gestionar nuestras emociones? –Siempre estamos a tiempo de aprender si hay una actitud favorable y voluntad para llevarlo a la práctica, con entrenamiento, esfuerzo y cambio de esquemas mentales.
–¿La felicidad existe o es inalcanzable? –La mayoría de las personas a las que se les pregunta qué es la felicidad no tienen muy claro qué responder. Nosotros entendemos la felicidad como la experiencia de emociones positivas relacionadas con la satisfacción, el bienestar emocional, armonía, plenitud, equilibrio, florecer, compromiso personal, fluir… Pero, sería erróneo pensar que es fácil y no cuesta nada. La felicidad es posible a partir del entrenamiento porque cada uno decide cómo quiere que sea su vida. La mayoría estamos en situación de vivirlo y experimentarlo.
–¿Usted ha experimentado esa felicidad? ¿Cómo es? –Tengo la suerte de haberme sensibilizado lo suficiente como para entrenarme todos los días y tener la sensación de ser cada día un poco más feliz. Lo digo con toda modestia, humildad y previsión de que no sabemos cuánto nos puede durar la felicidad, pero con la ilusión de continuar entrenando todos los días porque esto da sentido a la vida.