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Tratamiento del error desde la disciplina positiva

DM Abr 15

El método Montessori aplica varios preceptos para solucionar conflictos con eficacia y respeto mutuo

Cualquier tratamiento del error va a necesitar ante todo y necesariamente respetar los pilares en los que se sustenta el método de la Disciplina Positiva. En un artículo de Adrián Cordellat[N1] , a propósito de una entrevista a la formadora en Disciplina Positiva (DP), Marisa Moya[N2] , se resumen así:

Búsqueda de conexión, que tiene el respaldo de los últimos descubrimientos en neurociencia. Tenemos un cerebro social y gregario de forma que la finalidad de todo comportam“El primer y fundamental pilar de la Disciplina Positiva es el principio de la iento que llevamos a cabo siempre va a ser una búsqueda de conexión que engloba dos conceptos: el sentimiento de pertenencia y el sentimiento de contribución o interés social”.

“El segundo pilar sería el de respeto mutuo, que deriva del equilibrio entre la amabilidad y la firmeza, que debe garantizar que todas las relaciones se dan en un entorno en el que no tienen cabida el miedo o la culpa, sino el respeto y la dignidad.

En tercer lugar, la importancia de pensar en la eficacia a largo plazo. No nos interesa resolver el problema de cualquier manera si esto es a costa de que el niño pierda la confianza en el adulto o en sí mismo”.

Otros aspectos a destacar son el valor de la calma en el conflicto y la capacitación infantil a través del aliento. “La calma de los niños proviene de la calma del educador. Hay que mostrar a los niños con calma y seguridad cuáles son las alternativas que existen, enfocándose en soluciones, buscando acuerdos, generando situaciones que se resuelvan ganando todos. La capacitación no consiste en decirle a los niños que son capaces, en alabarlos de forma gratuita, sino en conseguir que ellos puedan sentir que el valor lo llevan dentro, que pueden influir y modificar las situaciones, que pueden valorar los errores con tranquilidad”.

Tanto desde la Disciplina Positiva como desde el método Montessori, el error es una oportunidad para el aprendizaje. En palabras de María Montessori: “será mejor demostrar una actitud simpática hacia el error y considerarlo como un compañero que vive con nosotros y que tiene una finalidad, porque realmente la tiene[N1] ”. Ahora bien, es importante observar cuántas veces corregimos errores en los niños y cómo lo hacemos. El exceso de corrección puede provocar rebelión, resistencia o desmotivación. Corregir se produce también en forma de decir a los niños continuamente cómo tienen que hacer las cosas y qué tienen que hacer.


Otra cosa a tener en cuenta es que muchos errores se corrigen espontáneamente durante la vida. Maria Montessori pone el ejemplo del niño que aprende a caminar: “un niño de un año empieza a andar de forma incierta, se tambalea, cae, pero finalmente anda. Corrige su error a medida que se desarrolla y realiza su experiencia”. La escritura al revés, llamada escritura en espejo, también se corrige sola y es muy común en edades comprendidas entre los 4 y 7 años.  Aunque muchos padres se alarman, es un fenómeno normal entre los niños que están comenzando con la lectoescritura.

El control del error

La educación tradicional se ha basado en darle al profesor, entre otros roles, la tarea fundamental de intervenir con premios, castigos y corrección de errores, siguiendo la premisa de que el niño no podrá mejorar si no es corregido.

Para María Montessori,  “si un niño recibe premios y castigos, significa que no tiene la energía para guiarse y que se remite a la continua dirección del profesor.” Su propuesta, acorde también a la de la Disciplina Positiva, es dejar que solo la experiencia y la práctica (tiempo para entrenar habilidades en DP) corrijan los errores.

María Montessori diseñó todo su material pedagógico para que el niño pudiera controlar el error por sí solo: «En cualquier cosa que se haga en la escuela, por parte de los educadores, de los alumnos, siempre hay errores. En la vida de la escuela debe entrar el principio de que no solo es importante la corrección, sino el control individual del error, que nos dice si tenemos razón o no.»

“Hay un sentido de inferioridad, de desmotivación y falta de confianza, cuando tenemos que depender de otros para que nos digan lo que está bien o mal.”

Los bloques de cilindros es un ejemplo de cómo se aplica el control del error en los materiales Montessori: uno de los cuatro bloques, por ejemplo, tiene cilindros de la misma altura, pero difieren en diámetro, que coincide con su encaje correspondiente en el bloque. El niño empieza a introducir los cilindros en los encajes y, al terminar, puede ver por sí solo si ha cometido errores comprobando si los cilindros encajan o se quedan sueltos o no entrar. Este control del error es justamente lo que hace al material interesante e incentiva la repetición (perfeccionamiento) del ejercicio.  El niño puede darse cuenta de sus errores adquiriendo confianza en si mismo a medida que se perfecciona y practica con el material.  ¡Ojo! María Montessori nos recuerda que “perfeccionamiento no significa perfección, sino conocer las posibilidades que uno tiene y, en consecuencia, poder hacer algo ”.

Sugerencias para tratar el error con algunas herramientas de la DP

Partimos del ejemplo de la responsabilidad de hacer los deberes

  • Conexión antes de corrección

Asegurarse de que el mensaje de amor llega. Abstenerse de corregir si hay tensión, hostilidad, enfado…

“Me importas más que tus notas o que los deberes. Pero me pregunto si te puedo corregir en esto…”

  • Ayudar solo cuando sea necesario, esperar a que el niño pida ayuda

De esta forma alentamos teniendo la confianza de que el niño podrá encontrar soluciones por si mismo –entre ellas, la de pedir ayuda.

Dejar que los niños hagan solos sus deberes, haciéndoles saber que si necesitan ayuda puede preguntaros. Mientras el niño hace deberes, el adulto se puede ausentar y hacer otras cosas, dándole espacio y autonomía al niño.

  • No interferir para alabar, para castigar o corregir errores. Preguntar de forma curiosa

A menudo, cuando corregimos errores o usamos premios y castigos, se genera un sentimiento de inferioridad desalentadora y una falta de confianza en sí mismo.

Recordemos de nuevo lo que nos dice María Montessori: “El niño debe darse cuenta por sí mismo de lo que hace, y hay que darle la posibilidad de controlar sus propios errores a la vez que se le ofrece la posibilidad de desarrollarse. Un niño educado así, se acostumbra a controlar él mismo su propio trabajo.”

Ofrecer alternativas, preguntar de forma curiosa, tratar de captar su atención, y de conectar con el niño.

“¿Te puedo mostrar algo?”… “¿Te has fijado en estos dos números? ¿Se parecen?”… ¿Qué tal si pruebas a escribir el número empezando de izquierda a derecha?”…

Se trata de ofrecer alternativas, de transformar algo aparentemente poco apetecible, en algo que le puede incluso motivar, de darle la oportunidad de descubrir el error por él mismo. Las preguntas ayudan a captar su atención, mirarle a los ojos, ponernos a su altura.

  • Acuerdos

Tener una conversación donde cada uno pueda expresar sus sentimientos y opiniones sobre un tema en particular:

“… El otro día haciendo los deberes, noté que te enfadaste cuando intenté corregirte en algo. ¿Cómo podemos trabajar juntos la próxima vez? ¿Qué ideas tienes?…”

Hacer una lluvia de ideas sobre posibles soluciones con las que todos estén de acuerdo.

“Usar la “rueda de opciones”, hacer los deberes solo, hacer una señal con la mano cuando nos empezamos a cansar…”

Ponerse de acuerdo sobre una fecha límite especifica:

¿Qué te parece si lo intentamos por una semana y vemos qué pasa?…”

Si el acuerdo no se mantiene, preguntar: ¿Cuál era nuestro acuerdo?”

Si el acuerdo sigue sin cumplirse, volver a empezar desde el principio.

  • Decide lo que harás, en vez de empezar una lucha de poder

Planea lo que vas a hacer para la próxima vez. Si el error persiste, no hace falta corregirlo en el momento. Puede ser un indicativo de que el niño necesita reforzar ciertas habilidades. Puedes preparar alguna actividad indirecta que ayude a perfeccionar una habilidad (por ejemplo, la escritura con areneros, letras de lija para trazar, juegos y canciones para practicar derecha e izquierda) Éstas son solo algunas sugerencias, puedes encontrar más en las tarjetas de herramientas de DP para padres y en la literatura Montessori

Natalia Aja Maestra del método Montessori por el instituto Superior María Montessori de París.
Educadora del programa de Disciplina Positiva para padres y en el aula. Formada por Jane Nelsen. USA