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Formas de fomentar la autonomía de los niños, inspiradas en el método Montesori

DM Ene 19

¿Quieres que tu hijo sea independiente, autónomo, autosuficiente?; que pueda tomar decisiones, que sea responsable, entre otras cosas …y ¿cómo logras que estos adjetivos formen parte de su ser, de su estructura emocional, de su carácter?

Todas estas cualidades se adquieren en el tránsito por la primera infancia y lo más común, es que en esa etapa, el niño reciba todo resuelto, sin necesidad de enfrentarse a los desafíos que despiertan estas sensaciones. Nosotros, los adultos referentes de cada niño, parece que tenemos nuestra responsabilidad enfocada en “hacerlo todo por el niño”, “darle todo hecho, resuelto, completado”.

Luego, cuando le pides responsabilidad, independencia y orden, tu hijo ya tiene 12 años y ha perdido una etapa preciada y única para desarrollar el sentido de la voluntad. Ya, hasta le cuesta atarse los cordones, o ponerse los leotardos o prepararse una sándwich o…

¿Qué necesita entonces un niño desde muy pequeñito? ¿Desde los 18 meses? ¿O 24 meses?

Tu casa es el mejor ámbito para que tu niño aprenda las habilidades que lo acompañarán por el resto de su vida. Sin embargo, si te fijas con atención verás que la mayoría de los espacios no están adecuados a su tamaño y a sus posibilidades. Así que, ¡esa será tu primera tarea!

Desde edades muy tempranas, los niños quieren vestirse solos y especialmente elegir lo que se van a poner. Es un pedido muy natural y no pareciera existir ningún inconveniente para poder realizarlo, la única cuestión es tener el ambiente preparado, a su medida, a su alcance y con la capacitación correspondiente para hacerlo.

Autonomía e independencia

Esta es una duda recurrente y es muy importante explicar la diferencia para que quede claro. Según Edgard Deci, un reconocido investigador de la motivación humana, la independencia significa “tener la capacidad de hacer las cosas por uno mismo sin depender de los demás”. En cambio, autonomía es “tener la capacidad de actuar libremente y de elegir nuestras opciones”.

La conquista de la autonomía

La conquista de la autonomía es uno de los pilares sobre los que se sustenta el aprendizaje Montessori. Cuando un niño es autónomo y no necesita la ayuda del adulto, puede asumir responsabilidades, tomar decisiones, y sentirse más seguro e independiente.

Aquí os dejamos algunos “tips”, “sugerencias”, “experiencias” para que nuestros niños puedan lograr esta autonomía “tan deseada por todas las partes implicadas” :

  1. Vestirse. Que los pequeños aprendan a ponerse la ropa es algo que todos consideramos de vital importancia, hay material Montessori para aprender a abrochar botones, cremalleras, lazas. Siempre se aísla la dificultad, por lo que se hace sobre un bastidor y no sobre nuestra propia ropa puesta. Sin embargo, debemos ir incluso más allá, se trata de que elijan su ropa, de que desarrollen su propio criterio sobre su estilo personal y sobre su adaptación al clima. En cuanto a lo práctico, es conveniente tener un armario o un colgador altura de los niños y sólo colocar allí la ropa que es más adecuada para su elección. Quiero decir, si estamos en invierno, quitaríamos las camisetas de manga corta, pondríamos especialmente pantalón largo o medias o chaquetas de lana.
  2. Alimentarse. Otro de los hitos en los que todos estamos de acuerdo es la alimentación. Los niños pueden poner la mesa, colaborar en la elaboración de los alimentos, recoger, lavar, guardar…
  3. Higiene personal. También es importante dejar asearse solos, si el pelo tiene un poquito de champú o realmente no se ha enjabonado cada centímetro del cuerpo no es importante. El adulto puede colaborar con la mínima intervención y con ninguna corrección.
  4. Ayudar en casa. En un espacio Montessori, gran parte de las actividades de vida práctica están encaminadas a -aprovechando la gran capacidad de imitación de los pequeños- presentarles actividades de la vida cotidiana para practicar otras habilidades. Se les enseña a trasvasar líquidos y así se fortalecen los músculos de las manos y la concentración. Todo ello puede enfatizarse en las tareas cotidianas y “verdaderas” de cada una de las casas, trabajando “de verdad” en las tareas domésticas
  5. Responsabilizarse de otro ser vivo. Cuidar una planta, regar, cortar, limpiar… todo ayuda a tener la “responsabilidad de hacerlo”: organizar tiempos, no olvidarse, tener mimo, tener paciencia en verla crecer… también puede cuidarse una mascota, un huerto, pequeñas tareas con respecto a un hermanito…
  6. Convivir. En un espacio Montessori se dan lecciones de Gracia y Cortesía centradas en respetar el trabajo de los demás, pedir las cosas con educación, decir por favor y gracias, atender a los invitados que vengan a nuestra casa, etc. Aunque no estemos en una escuela, se lo podemos enseñar igualmente al niño, la mejor forma es con el ejemplo: Verbalizar sus sentimientos, validarlos, acompañarles en sus procesos desde la empatía y el cariño. Todo eso también les dará autonomía.
  1. Dormir. Si bien es una autonomía difícil de conseguir para los más peques, si tenemos las camitas a su altura para que cuando decidan irse a dormir, lo hagan por sí mismos, estamos haciendo que la tarea sea más difícil..

En definitiva, una de las máximas Montessori es no hacer por el niño nada que pueda hacer por sí mismo. Esto tampoco quiere decir que forcemos las cosas, pues otra de las máximas es adaptarse al niño, hay que enseñarles las herramientas y ellos, poco a poco las pondrán en práctica, si así lo desean.

Este ambiente preparado nos ofrece la oportunidad de fomentar la colaboración de nuestros hijos sin luchas de poder. Cuando un niño tiene la posibilidad de realizar tareas por si mismo, colaborando, sintiendo que es útil y que puede contribuir en el hogar, este sentimiento es tan fuerte, que le empuja a realizarlas. Claro está, que lo más importante, es ir montando una rutina que le ayuda a ir aprendiendo como y cuando hacer las cosas Muchas veces, caemos en el automatismo y en la creencia, que hasta que no les ordenamos lo que tienen que hacer no lo realizan, sin darnos cuenta de que, si tienen una guía, nuestra tarea simplemente es recordarles lo que les toca hacer en ese momento.

Por otro lado, la confianza en ellos, en sus capacidades, es saber que pueden y lo van a lograr, es el impulso que necesita para no dejar de intentarlo o pedir ayuda cuando realmente lo necesita. Está confianza se convierte en el aliento que necesitan para superar las dificultades.

La conquista de su autonomía se inicia en la primera infancia y prepara al niño para superar sus propios miedos a través de la mirada atenta del adulto. que le alienta y le dice que confía y sabe que puede lograrlo.

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Sandra Lea Schuchner
Ana Lozano Iglesias

Ana Lozano Iglesias y Sandra Lea Schuchner
Certificadas en Disciplina Positiva

Certificadas en Disciplina Positiva y creadoras de Enfocando en Positivo. Brindamos apoyo y recursos de crianza respetuosa a familias, educadores e instituciones educativas. Con nuestras cursos y talleres podrás descubrir una forma de educar diferente, basada en descubrir una Gran Caja de Nuevas herramientas que se apoyan en los principios de la teoría Adleriana.
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