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¿Por qué queremos que nuestros hijos nos hagan caso?

DM Abr 27

Cuantas veces nos quejamos de que:

– “Mi hijo no me hace caso”.

– “No hace lo que yo le digo”.

– “Parece que hablo a la pared”.

Y un largo etc…

En la sociedad en la que vivimos tenemos la firme convicción que nuestros hijos nos tienen que hacer caso. A cuantos padres escucho decir:

– “Me tiene que hacer caso porque soy su padre y punto”.

Pero no nos planteamos que nuestros hijos son pequeñas personas que se merecen que se le traten con el mismo respeto que a cualquier otra persona. Muchas veces a los que somos padres se nos olvida esto, y por el afán de llevar la razón (a veces teniéndola y a veces sin tenerla), exigimos a nuestros hijos que hagan lo que nosotros le pedimos, y si no es así, recurrimos a los gritos, a las amenazas y a los castigos.

Claro que en cierta medida nuestros hijos nos han de hacer caso, porque le estamos educando y enseñando las normas del juego de la vida, pero es importante explicarle cada vez que le pedimos algo, para qué se lo pedimos, es ahí donde radica la verdadera enseñanza.

¿Nos hemos preguntado alguna vez como pedimos las cosas, que es lo que pedimos, y cuáles son nuestras verdaderas necesidades?

Como pedimos las cosas:

¿Te has parado a pensar como pides las cosas a tus hijo? ¿Desde dónde se lo pides, con qué intención? ¿Desde la exigencia? ¿Desde la manipulación? ¿Cuál es tu tono de voz cuando le pides algo? ¿Y tú posición, estas a la misma altura que él? ¿Cuál es tu lenguaje no verbal?

Cuando pedimos algo a nuestros hijos podemos plantearlo hacerlo de la misma forma en la que le pides algo a un amigo. Aunque sea tu hijo, es importante antes de pedirle algo, preguntarte como le pedirías esto a un amigo y abordarlo de esa forma.

Para pedir las cosas es importante:

– Pedirlas por favor.

– Con el tono de voz adecuado, sin gritos, pero tampoco tan suave que parece que le estés pidiendo que te perdone la vida.

– Ponerte a su altura. Pedírselo desde la misma posición.

– Acompañar tu lenguaje no verbal. No vale pedirle las cosas por favor, y señalar con el dedo con el ceño fruncido lo que tiene que hacer.

– Estar seguro que el niño te está escuchando y/o te ha escuchado.

– Explicarle el “para qué” le pedimos eso que le pedimos.

2. Que es lo que le pedimos:

Céntrate en que es importante que el niño haga o no haga. Piensa en aquello que es importantísimo para ti que tu hijo ha de hacer y céntrate en ello, descarta lo demás.

Poco a poco ve incorporando aquello que has descartado.

No pidas más de una cosa a la vez. Sino tu hijo no sabrá a que tendrá que atenerse.

3. Cuáles son nuestras verdaderas necesidades y la de nuestros hijos.

Muchas veces nos pasa que pedimos las cosas por pedir, sin que sea una verdadera necesidad, o ni tan siquiera sea importante para nosotros.

Tampoco valoramos las necesidades de nuestros hijos. Muchas veces, pedimos a nuestros hijos cosas que para ellos por su fisiología, edad, necesidades, etc., le son difíciles cumplirlas, entonces, en vez de generar un conflicto, podemos ser flexibles y buscar una solución entre todos.

Cuantas veces pedimos a nuestros hijos que durante la comida no se levanten de la mesa, pero no valoramos que quizás nuestro hijo no pueda estar tanto tiempo sentado y necesite levantarse. A veces las comidas con adultos se hacen largas y aburridas para los niños, que ya están demasiado tiempo sentados en el colegio y necesitan moverse. Entonces lo que podemos hacer, es ser flexible y adaptarnos, puedes pedirle que sea él el que se levante de la mesa a coger algo que se necesite, o que te acompañe cuando te levantes, o simplemente cuando haya terminado dejarle levantarse, aunque la mejor solución seguro que te la pueda dar él si le preguntamos.

Isabel Bueno

Directora de la Escuela Proyecto ser

Licenciada en Derecho y master en Recursos Humanos.

Motivada por el crecimiento personal, estudio PNL (Programación Neurolinguística), Practitioner Código Clásico y Código Nuevo de la mano de John Grinder y Carmen Bostic.

También movida por conocer los diferentes patrones del lenguaje, estudio Hipnosis Clínica y Eriksoniana.

Como madre y con afán de buscar otra forma de educar y de comunicarme con mis hijos, me formo en Coaching Educativo, especializándome en Educación Transpersonal a través de la Escuela de Desarrollo Transpersonal con José María Doria.

También experta Inteligencia Emocional y Mindfulness entre otras.

Actualmente formada por Laura Gutman sobre el proceso y desarrollo de la Biografía Humana y bio-neuroemoción para madres, así como diplomada en Neositerapia por el Doctor Escudero, y Astrología Explorativa con Flores de Bach Evolutiva.